Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

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29 abril 2009

Trapicheos castrenses: la historia se repite

Aparte de Cristos, nuestros legionarios suelen transportar otra cosas menos sanctasDe nuevo, un camión militar con un voluminoso alijo de hachís en Melilla. De nuevo, la más absoluta impunidad para unos señores que, por ley, deberían recibir castigos más severos que la generalidad de la población. De nuevo, una escandalosa tomadura de pelo en un país que cada año acumula más detenidos, multados y presos por drogas.

La pregunta inevitable ¿estos trapicheos se siguen llevando a cabo "con conocimiento de la oficialidad de Intendencia, del Estado Mayor y hasta del Alto Mando"? Por su frecuencia, se diría que absolutamente. El origen de todo esto, según Juan Carlos Usó:

«Con todo, el principal cambio que introdujo la contienda fue la extensión del cannabismo. Efectivamente, el empleo de cannabis ya estaba muy arraigado en las filas de las tropas sublevadas en el norte de África. Estas tropas constituyeron la columna vertebral del ejército de Franco, que cruzó el estrecho de Gibraltar. De tal manera, durante tres años llegaron a organizarse suministros regulares de kif y grifa, desde Marruecos hasta el frente, con conocimiento de la oficialidad de Intendencia, del Estado Mayor y hasta del Alto Mando. Incluso algún testigo llegaría a señalar que el cannabis fue la "mayor motivación espiritual" que impulsó al Glorioso Alzamiento Nacional, "al menos en las trincheras".»

II República y guerra civil: (1931-1939)

Otro caso reciente de narcotráfico castrense:
Desarticulada en Ferrol una banda de marinos que traficaban con drogas

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El ejército, el hachís y la impunidad
Toque de marcha: kimitas, arguilas y simisis
Franco fumó "grifa" (marihuana) en la Legión

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07 abril 2009

La MACA estrena blog

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06 abril 2009

El Roto: El gran éxito de la prohibición

El Roto: sin pelos en la lengua
«Los intereses que oculta la prohibición son numerosos, algunos de ellos no demasiado evidentes. Por un lado están los beneficios económicos y políticos que obtienen directamente los estados. La guerra contra las drogas permite justificar la aprobación de legislaciones excepcionales de control social y la persecución contra grupos étnicos o inmigrantes con la excusa del narcotráfico; reduce el control en materia de derechos humanos; incrementa los poderes de jueces, policía y ejército; proporciona ventajas en el terreno de la diplomacia; y aporta ingentes cantidades de dinero totalmente opaco con el que financiar operaciones encubiertas o enriquecer a las clases dirigentes.»
Relacionada:
Los "exitos" de la prohibicion de las drogas

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05 abril 2009

Contra la marihuana terapéutica (como argumento para la normalización)

Mural de Sendys. Visita su flickr
«Lo malo de estos descubrimientos es que les sirve a los que fuman solo por colocarse (destrozando por el camino su salud), para justificarse a si mismos el seguir metiendose. "si el cannabis no es malo" "si tiene muchos efectos beneficiosos"»
No es tan grave que un imbécil cualquiera repita lo que ha escuchado de labios de algún "experto" antidroga, como que estos "expertos" se empeñen en confundir reiteradamente al personal con estas infamias. Es comprensible, por otra parte, dado que si, por un momento, se dispusieran a refutar nuestros verdaderos argumentos en lugar de jugar permanentemente a la falacia del hombre de paja, lo tendrían muy chungo.

Aclarémoslo de una vez por todas: estamos por la legalización del cannabis para todos los usos, especialmente para el consumo lúdico, que es el más perseguido. De esta normalización plena se beneficiarán especialmente determinados enfermos, pero jamás vamos a utilizar su sufrimiento como pretexto, excusa, justificación o lo que sea para el consumo recreativo en mayores de edad, que no necesita de pretextos, excusas o justificaciones. Un artículo que (quitando el error del primer párrafo) suscribimos de punta a cabo, por si algún deficiente mental no entiende el castellano.

La marihuana terapéutica

Nuestro concepto de la marihuana terapéutica«Leo que en Mallorca proliferan varias tiendas propiedad de los nostálgicos de la marihuana. No sé por qué escribo nostálgicos: las pequeñas manitas verdes del cannabis siguen despidiéndose desde las macetas de las ventanas sin acabar de irse nunca. Lo que me extraña son los argumentos que emplean sus abogados, sacando a la luz ocultas virtudes terapéuticas. Aseguran que la marihuana es un relajante mucho mejor que el valium y sin muchos de sus molestos efectos secundarios. Incluso hay estudios que la avalan como una de las pocas sustancias que ha demostrado cierta eficacia en la lucha contra la esclerosis múltiple.

No lo pongo en duda, pero lo que me deja perplejo es el hecho de que nadie diga que simplemente le apetece fumarse un petardo porque sí, porque le gusta. Los placeres están muy mal vistos en esta porquería de mundo libre en que vivimos (libre de humos, añado yo). Así, conozco amigos que fuman mucho más aliviados desde que alguien dijo que el tabaco previene contra el Alzheimer y borrachos melancólicos que se echan la última copa al coleto con resignación, como quien traga una medicina para raspar el colesterol de las arterias. Desde hace unas décadas, se hace deporte no por placer sino por penitencia médica, para desatascar las venas y menear el corazón, e incluso hay tipos que se masturban científicamente, sólo por desatrancar la próstata.

En este nuevo calvinismo de autoayuda cualquier cosa es susceptible de convertirse en cilicio: antes uno olía la piel de una señora como un trámite previo antes del catre, pero con la aromaterapia, la esnifa el sobaco y se cura un sarpullido. Antes uno iba a un concierto para gozar voluptuosamente de la música; ahora, gracias a la musicoterapia, una sinfonía se transforma simultáneamente en un masaje ultrasónico y una sesión de psiquiatría póstuma. Antes se comía, se bebía y se fornicaba para disfrutar; ahora para adelgazar y alcanzar esa utopía o contradicción existencial llamada «vida sana». Una cita romántica con concierto, cena y sesión amatoria, se ha convertido en psicoanálisis musical, régimen y gimnasia.

La «vida sana» es una gilipollez porque vivir es, por definición, estar en la cuerda floja. Mi gran amigo, el cocinero Abraham García, advierte con sorna ante el esplendor lujurioso de alguno de sus platos: «Cuidado, que es rico en colesterol». Al nacer, no nos dan los pulmones, la próstata o el hígado para devolverlos intactos, como en la mili. Nada más triste que el hombre que no bebió ni fumó, y nunca fue más allá de echar unos cuantos polvos bendecidos con su señora para luego morir atropellado por un camión o tranquilamente, a los noventa, mostrando el pecho virgen de cicatrices y el rostro ecuménico, pueril y jubilado de un general chusquero que jamás entró en combate.»

DAVID TORRES: La marihuana terapéutica

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01 abril 2009

Prohibiendo se consiguen cosas

Pincha para ampliarSe consiguen cosas... pero no necesariamente buenas, como se muestra en esta magnífica tira de Mauro Entrialgo. Pincha la imagen para ver la tira completa.

Publicada en El Jueves y recopilada en la antología Historietas a la carta

Vía Las Reflexiones de Repronto (donde también está alojada la imagen), con una entrega dedicada a la conversión de los propietarios de locales de ocio en agentes de policía sin placa ni sueldo y al verdadero origen del botellón: una serie de medidas represivas que, como suele ocurrir con las leyes antidroga, no sólo no resuelven los problemas, sino que crean otros que no existían antes.

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