Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

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20 julio 2007

El gabinete cannábico de Gordon Brown

Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, dando ejemploEn el Reino Unido se ha desatado una ridícula tormenta política a cuenta del cannabis. Hace unos días, la ministra del Interior, Jacqui Smith, declaró entre exageradas muestras de arrepentimiento («Violé la ley, fue equivocado, las drogas son un error») que se había fumado algún peta en sus años mozos. El ejemplo ha cundido entre los miembros del nuevo gobierno británico y otros seis ex-fumetas se han sumado a esta especie de reedición inocua de los Procesos de Moscú de la Rusia de Stalin.
«Darling, seguidor de Pink Floyd y Leonard Cohen, ha asegurado haber consumido mariguana "ocasionalmente en su juventud" , mientras que un aún más indefinido Coaker, compañero de Smith en el Ministerio del Interior, asegura que su historia con el cannabis ocurrió en el pasado.

Por su parte, el secretario de Estado de Seguridad Tony McNulty reconoció haber fumado cannabis "una o dos veces en la Universidad" y se mostró convencido, en declaraciones a la BBC, de que muchos universitarios de aquella época tuvieron "al menos contacto" con esa droga.

También en su época universitaria lo consumió "una o dos veces, y nunca más" , el segundo de Darling al frente del Ministerio de Economía, Andy Burham.

Y la cosa no queda ahí: lo mismo han hecho los portavoces de la ministra de Transportes, Ruth Kelly, y del titular de Negocio y Empresas, John Hutton.»

Confiesan seis funcionarios más haber fumado mariguana
Lo cierto es que este no es más que el (pen)último eslabón de una larga cadena de confesiones de uso juvenil de drogas entre la clase política británica, como lo demuestra una lista publicada hoy por The Guardian. Ya sólo falta que el propio Primer Ministro (que podría recurrir al famoso "no tragué el humo" de Clinton) se solidarice con sus compañeros de gabinete con una confesión similar y, ya puestos, que dé un paso atrás en su propuesta de devolver el cannabis a la categoría B, imaginativa medida que supondría el regreso a la persecución de los consumidores británicos y conllevaría un considerable despilfarro de recursos policiales.

Por lo demás (véase entrevista en el enlace de abajo), la idea de que, habiendo probado la marihuana, la ministra se crea cargada de razones para cambiar su clasificación, es una prueba más de la lógica estropeada que manejan los narcoburócratas. Si de experiencia se tratara, seríamos los fumadores los más autorizados para decidir sobre estas cuestiones, no una novata asustadiza como Jacqui Smith.

Cinco ministros británicos confiesan haber fumado marihuana

Jacqui Smith: «Sé de lo que se trata y lo que está en juego»

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