Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

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24 noviembre 2006

Antonio Trevín: ¿THC o TNT?

Antonio Trevín Lombán: más preocupado por el THC que por el TNTAECA (Asturias) denuncia en un comunicado, suscrito por la FAC, el uso indiscriminado de controles policiales en los accesos a esta comunidad que, bajo el pretexto de la búsqueda de explosivos, se dirigen casi exclusivamente a los usuarios de marihuana. Esta cruzada personal del Delegado del Gobierno, Antonio Trevín Lombán, debería dar paso a un mayor control de la dinamita, mucho más dañina para terceros que nuestra planta amiga. A falta de la versión definitiva del comunicado, os ofrecemos este fragmento:
«El 19 de agosto del 2006 varios medios de comunicación señalaron una nueva aprensión de dinamita en Madrid. Pues bien, en las semanas siguientes, un dispositivo completo de la guardia civil estuvo situado a la entrada de Asturias por la Autopista del Huerna, diez guardias civiles, metralletas, barreras de pinchos, policías judiciales, un perro con su adiestrador, todo hacía suponer que se trataba de un control antiterrorista para interceptar explosivos, pues nada de eso, lo que se buscaba era usuarios de cannabis. Según nos han relatado miembros de la AECA, la policía les obligaba a bajar del coche y les sometía a un cacheo completo, luego les azuzaba un perro y registraban su maleta y vehículo, además de amenazar con desmontarles el coche si no sacaban el cannabis que portaban para su propio consumo. Esta misma Guardia Civil confirmó que el control se hacía por orden del Delegado del Gobierno, Antonio Trevín Lombán, y que no tenían ninguna gana de buscar usuarios de cannabis a las dos de la mañana. Asimismo también confirmaron que el perro era totalmente incapaz de oler explosivos, pues se trataba de un perro antidrogas.

Control de carreteraPor otra parte estos controles en Asturias no son una excepción. Según narran socios y simpatizantes de la AECA, desde la llegada de Trevín a Delegación del Gobierno se han producido controles como el descrito en la autovía del Cantábrico, así como en los accesos a las estaciones de esquí y en las cercanías de fiestas populares. Como esto no le debe parecer bastante al señor Trevín, éste envió una carta a los hosteleros de Gijón donde aseguraba que en 224 locales "se han detectado conductas permisivas con el consumo de drogas, las cuales serán severamente corregidas" y anunciaba que las fuerzas y cuerpos de Seguridad dirigirán su actividad a responder policialmente, con la mayor eficacia, al trafico minorista y consumo de drogas en zonas de ocio y diversión, al tiempo que "actuarán con contundencia contra los locales donde se tolere o favorezcan dichas conductas". Trevín anuncia que dirigirá a la policía contra los usuarios, al tiempo que coacciona a los hosteleros para que cumplan funciones policiales que les son ajenas. Es incomprensible que se destinen a esto las fuerzas policiales, con todos los graves problemas de seguridad ciudadana que aparecen cada día en los periódicos.

El Coyote, haciendo acopioConclusión: el delegado del gobierno está más interesado en multar a los usuarios de cannabis que en detener las tramas de tráfico de dinamita, actitud suicida e irresponsable que podría provocar otra masacre como la del 11-M. Lo curioso es que estos controles se hacen en aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana ¿Es positivo para la seguridad ciudadana que los cuerpos policiales se centren en los usuarios de cannabis en lugar de buscar a los auténticos criminales? Estos controles son propios de regímenes totalitarios, pues se cometen numerosas extralimitaciones en la aplicación de la ley. Sin indicio de delito alguno, se supone que todos los ciudadanos son culpables mientras no se demuestre lo contrario. Se les cachea, se les humilla, se les interroga, se les atemoriza, se les niega sus derechos constitucionales y básicos al honor y su propia imagen.

Por ello, la AECA exige a Antonio Trevín Lombán que detenga de inmediato este círculo represivo sobre los usuarios, cultivadores y simpatizantes del cannabis. De seguir centrando los esfuerzos policiales en los usuarios y cultivadores de cannabis, en lugar de perseguir a los auténticos criminales, podrían repetirse los errores que desembocaron en el 11-M.»

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