Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

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28 noviembre 2006

Analisis cannabico del informe 2006 del OEDT

El Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT) acaba de publicar su informe anual, pero la inmensa mayoría de los medios de comunicación parecen haberse limitado a consultar el resumen, dado que todos ellos han destacado en titulares el gran descenso en el precio de las drogas ilegales y poco más. Ni siquiera este dato ha suscitado la menor reflexión entre nuestros periodistas sobre la eficacia de la prohibición, así que tendremos que ser nosotros quienes llamemos la atención sobre algunos aspectos del informe (todos ellos relativos al cannabis) que nos han parecido relevantes.


EE UU frente a Europa
Washington lo plantaba, sus sucesores lo persiguen«Cabe señalar que, en la encuesta nacional sobre consumo de drogas y salud realizada en los Estados Unidos en 2004, el 40,2 % de los adultos encuestados (a partir de 12 años) afirmó haber consumido esta sustancia a lo largo de la vida, lo que contrasta con el porcentaje de aproximadamente el 20 % en la UE. Este porcentaje supera incluso el porcentaje de los países europeos con las mayores tasas de consumo a lo largo de la vida (el 31,3 % en Dinamarca y el 29,7 % en el Reino Unido), aunque las diferencias en cuanto a las estimaciones de consumo en el último año son menos marcadas: en los Estados Unidos esta cifra corresponde al 10,6 %, mientras que el porcentaje europeo alcanza el 7 %, y varios países europeos han registrado cifras similares a las de los Estados Unidos.»
Se mire por donde se mire, el país que marca la pauta en cuanto a políticas de drogas a nivel mundial demuestra que la represión no es la mejor respuesta para hacer que baje el consumo. Dejando de lado que el uso experimental en EE UU dobla la media europea, el dato de que el consumo esporádico es allí un 50 por ciento superior al europeo es una clara prueba de que detener a casi 800.000 usuarios cada año no lleva a ninguna parte y hace más mal que bien. Cuanto más se aleje Europa del modelo estadounidense, mejor nos irá.

Cannabis: ¿droga de jóvenes?
Abuelita en un coffee shop«Si bien el consumo de cannabis se concentra principalmente entre los jóvenes, España y el Reino Unido han aportado datos que apuntan a que el consumo de droga podría prolongarse hasta edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Esto podría comportar un importante cambio a largo plazo en las pautas de consumo de cannabis que merece ser considerado con mayor detenimiento.»
La protección de la infancia y la juventud no ha sido nunca un buen argumento para prohibir el cannabis a los mayores de edad, sino un pretexto particularmente absurdo. Cada vez son más los adultos, perfectamente integrados socialmente, que continúan usando hachís y marihuana al llegar a la madurez. No hay una sola razón para extender la prohibición del cannabis a los mayores de edad en una democracia.

Pocas solicitudes de tratamiento en consumidores intensivos
Pocas demandas de tratamiento para 3.000.000 de consumidores intensivos«El OEDT estima que en la UE existen alrededor de 3 millones de consumidores intensivos de cannabis (consumo diario o casi diario). Aunque se desconoce cuántos de estos consumidores solicitan tratamiento, el número de solicitudes de tratamiento asociadas con el consumo de cannabis es ínfimo en relación con esta cifra.»
19 países ofrecieron una cifra total de 57.000 solicitudes de tratamiento con el cannabis como droga principal, cifra que, como veremos en el siguiente punto, está fuertemente distorsionada por los tratamientos obligatorios. No es de extrañar que el OEDT trate de "ínfimo" este número de solicitudes (inferior al 5 por ciento) en contraste con los tres millones de usuarios intensivos de cannabis. Por otra parte, las demandas de tratamiento se dividen por igual entre usuarios esporádicos, frecuentes e intensivos, algo realmente insólito:"En general, los pacientes consumidores de cannabis se pueden dividir en tres grupos: aquellos que lo consumen de forma ocasional (34 %), los que lo consumen una o varias veces por semana (32 %) y los que lo consumen diariamente (34 %).

Distorsiones en los motivos para solicitar tratamiento
Tratamiento obligatorio«Con frecuencia, los «cursos de formación» específicos sobre el cannabis se basan en el hecho de que el consumo o la posesión de cannabis son ilegales y los participantes son derivados por el sistema de justicia penal. La motivación a participar en dichos cursos se debe en gran medida a que la asistencia es parte obligatoria de la sentencia judicial. No obstante, estos métodos permiten establecer contacto con al menos una parte del grupo en riesgo.»
Recientemente se publicaba que 2.600 jóvenes valencianos, el 88 por ciento por cannabis, habían sustituido una multa por posesión o consumo por la asistencia a cursillos 'informativos' sobre drogas. Estos programas basados en la coacción sirven para engordar artificialmente las estadísticas de adictos al cannabis, lo que, a su vez, alimenta nuevos esfuerzos represivos. Se trata de un círculo vicioso que habría que cortar, sin olvidar que, como todo el mundo sabe, los tratamientos basados en la coacción no han funcionado jamás.

Programas específicos para el abuso de cannabis
Ausencia de programas específicos para cannabis«En Alemania, Francia y los Países Bajos existe un nutrido número de centros específicos de asesoramiento en materia de drogas. Desde enero de 2005, se han abierto en Francia más de 250 clínicas de "asesoramiento en materia de cannabis". Dirigidos a adolescentes que estén pasando por dificultades a raíz del consumo de cannabis u otras drogas, así como a sus familiares, estos centros respetan el anonimato, son gratuitos y están abiertos a todo el mundo. Se encuentran ubicados en las principales ciudades francesas para facilitar el acceso.»
La ausencia de programas específicos para el tratamiento de los problemas derivados del abuso de cannabis es una de las mayores carencias de la red asistencial española. Sería deseable que nuestras autoridades sanitarias imitaran a nuestros vecinos en este aspecto en lugar de buscar la inspiración exterior sólo para lo malo. Las campañas de propaganda en las que se asocia el cannabis con la cocaína son un buen ejemplo de lo que no se debe hacer. Estos programas son sin duda más caros que la propaganda, pero alertar sobre supuestas amenazas sin poner medios para tratar a los afectados es como empezar la casa por el tejado.

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Y si no es mucho pedir, también en cannabis medicinal

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